El cerebro humano explicado como si fuera una red social

El 22 de Julio fue la Jornada Mundial del Cerebro, ¿como podemos imaginar de manera sencilla las funciones del cerebro en este día que celebra su misterio, complejidad y atractivo?

El 22 de Julio fue la Jornada Mundial del Cerebro, una ocasión para celebrar el órgano más misterioso y complejo del cuerpo humano.

Imaginen un palacio con adentro muchas familias que forman un condómino, que forma parte de un barrio, también parte de una ciudad, parte de una región que es parte de una nación. Estamos hablando, a nivel sociológico, de individuo y de asambleas de individuos cada vez más amplias, pero también distribuidas en un territorio.

Nuestro cerebro se asemeja mucho a este tipo de arquitectura organizativa.

Neuronas individuales, asambleas de neuronas (núcleos), módulos (muchas asambleas dedicadas a una determinada función) etc. etc. La característica fundamental que acomuna estas dos situaciones es la de “conectividad”. Las escaleras, el elevador, las calles, el ferrocarril, las aerolíneas, internet, los celulares, el televisor y mucho más para las comunidades humanas, se asemejan a las sinapsis (algunas más “lentas” en transmitir las informaciones, otras como las “sinapsis eléctricas” rapidísimas), las fibras de conexión en el interior de cada uno de los hemisferios de los cuales son dotados nuestro cerebro y el cerebelo y también aquellas que conectan estos hemisferios entre ellos para hacerlos trabajar conjuntamente y en plena sinergia funcional.

La conectividad cerebral – hoy definida con el termino “conectoma”  – se puede representar completamente por medio del concepto de “red”. Del mismo modo, de hecho, igual que la red de carreteras (con salidas y peajes), la red del ferrocarril (con estaciones), la red aérea (con los aeropuertos o la red telefónica (con las unidades de control y las conexiones a los usuarios individuales, también nuestro cerebro se puede representar como una compleja matriz de redes, cada una de las cuales está fornida de “nudos” (parecidos a los peajes o a las estaciones) y de conexiones más rápidas (autopistas) o menos rápidas (caminos de tierra).

Pero las redes de nuestro cerebro, a diferencia de la gran mayoría de los ejemplos ilustrados anteriormente para la organización humana, son “dinámicas” es decir, son capaces de cambiar rápidamente en sus características topográficas y de conectividad en función de la experiencia, del aprendizaje y de la tarea que están cumpliendo. Es como si los caminos se ampliaran o redujeran en función del flujo de tráfico, y que crearan salidas a nuevas ciudades o pueblos en respuesta a las necesidades de los clientes (¡y que lo pudieran hacer en un milésimo de segundo!)

En esta fase, las neurociencias del tercer milenio se están concentrando en el estudio del conectoma del cerebro, porqué se tiene la creciente impresión que solo de este modo se podrán desvelar completamente los misterios que todavía envuelven la relación entre estructura cerebral y el comportamiento humano, las emociones de emociones y recuerdos, las capacidades lógico-deductivas y de resolución de problemas, la expresión del genio en las ciencias y artes.

Comprender y conocer estos mecanismos nos permitirá de investigar y de poner en práctica estrategias más eficaces en contrastar enfermedades neurológicas (Parkinson, Alzheimer, Epilepsia etc.) y psiquiátricas (Esquizofrenia, Autismo etc.) que hoy en día todavía representan algunas de las mayores causas de discapacidad para muchas personas alrededor del mundo.

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