Recientemente me sucedió varias veces de leer artículos sobre la gratitud y sobre los efectos benéficos que produce sobre la persona. Un estudio llevado a cabo por el American Psychological Association, afirma que estar agradecidos por lo que somos y tenemos podría ser el método para alcanzar un humor más estable y sereno, especialmente en los adolescentes, en los cuales sentimientos y emociones a menudo son alternantes e impredecibles.
Según otro estudio más recientes, conducido por la Universidad de San Diego y el profesor Paul Mills, el factor espiritual de la gratitud estaría conectado con un efecto positivo inmediato sobre nuestro bienestar mental, ayudando a nuestro físico en todas las funciones vitales. “Mayor gratitud podría ser justo lo que sirve a elevar la sociedad y para crecer una generación lista para hacer la diferencia ahora y en el futuro » es lo que afirma Giacomo Bono, profesor de psicología de la State University de California y responsable de la primera investigación durada 4 años. Su estudio demostró que los jóvenes mayoritariamente agradecidos, parecían más serenos, confiados y posados, actuando de una manera más equilibrada con los compañeros y profesores. A la pregunta que sería para ellos la gratitud, los 760 chicos, entre 10 y 14 años, han contestado en maneras diferentes, pero la mayor parte de ellos ha identificado la gratitud con la capacidad de mirar a la vida con mayor confianza y de manera positiva, sin poder especificar si la serenidad que sintieron fuera consecuencia de este nuevo estado de ánimo o este último fuera la causa de la serenidad.
De todos modos, esto confirma como hay que buscar una felicidad más profunda y duradera afuera de lo material y como se pueda alcanzar más fácilmente sobre una base espiritual porqué nuestros pensamientos desnudos de las evidencias materiales dejan libres los factores espirituales del ser. Atribuir inteligencia infinita a la materia limitada es un error que no hace progresar el género humano, el cual, por el contrario, podría desarrollar un mayor intelecto, una mente más equilibrada y una constitución más sana confiando en la espiritualidad.
Al final de la investigación, los jóvenes capaces de expresar mayor gratitud, se declararon muy satisfechos y convencidos de tener un fin en la vida. Todas advirtieron una drástica disminución de los pensamientos negativos y de las sensaciones deprimentes, un crecente estado de harmonía y un consiguiente mejoramiento del humor; las creencias del mundo material aparecieron menos descaradas y sus experiencias humanas más profundas. Otro aspecto muy positivo registrado por los estudiosos después de la investigación, ha sido el uso menor de alcohol y drogas tan frecuente y preocupante en esta franja de edad.
La ciencia moderna llega siempre un poco más tarde, considerando que ya para los filósofos griegos, espiritualidad y gratitud eran consideradas virtudes indispensables para el ser humano, pero ahora tenemos pruebas irrefutables que lo confirman.
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